A diferencia de lo que sucede con otros materiales como el acero, los tratamientos térmicos que se llevan a cabo en el aluminio pueden incluir determinados procesos de deformación. Entre estos, encontramos los que conocemos como: temple, disolución, recocido o envejecimiento.
Hoy hablaremos de el TEMPLE, proceso que utilizamos en Laminación Paulista para lograr la HOMOGENEIZACIÓN de las MOLÉCULAS, alcanzando un tamaño estable y óptimo para procesos productivos posteriores como el EMBUTIDO PROFUNDO, ESTAMPADO, DOBLADO, PLEGADO o REPUJADO.
Cuando se habla de tratamiento térmico, se está haciendo referencia a la modificación de la estructura metalográfica y las propiedades mecánicas de los metales. Esto se hace a partir de aumentos y descensos de temperatura de manera controlada. En los aceros, estos tratamientos son parte fundamental del funcionamiento de la industria.
La disolución y temple
Cuando el aluminio se encuentra en condiciones de recocido, el primer paso en este caso es la disolución. Se suele hacer usando un horno de sales o también de atmosfera a temperatura ceca de los 495°C. ello, a lo largo del tiempo que sea necesario para que los precipitados se diluyan. Cuando este procedimiento termina, lo que se hace es proceder a un temple. En este, se enfría la aleación de manera brusca en agua o en quenchant a temperatura ambiente.