Según Aluminium Stewardship Initiative, a nivel mundial la industria del aluminio contribuye con el 2% de las emisiones de gases de efecto invernadero, equivalente a alrededor de 1.100 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2).
Su producción es un proceso intensivo en energía, principalmente debido a la electrólisis necesaria para extraer el aluminio del mineral de bauxita.
Sin embargo, los avances tecnológicos están permitiendo la producción de aluminio con bajas emisiones de carbono. Estos avances incluyen:
- Energía renovable: Utilizar fuentes de energía renovable, como la hidroeléctrica, en el proceso de producción puede reducir drásticamente las emisiones. Por ejemplo, algunos productores de aluminio están ubicando sus instalaciones cerca de plantas hidroeléctricas para aprovechar la electricidad de bajo carbono.
- Uso de ánodos sin carbono en el procesamiento. Otra forma en que los productores de aluminio han podido reducir las emisiones es mediante el desarrollo de ánodos sin carbono. Los ánodos sin carbón eliminan las emisiones durante el proceso de producción, creando solo oxígeno como subproducto. Se necesita más investigación para crear alternativas adecuadas. La investigación sobre ánodos inertes muestra potencial: las soluciones pueden ser menos costosas y más eficientes, además de sus beneficios ambientales.
- Aluminio reciclado. Este proceso consume solo el 5% de la energía necesaria para producir aluminio nuevo a partir de la bauxita. Esto no solo reduce la demanda de energía sino también las emisiones de CO2 asociadas. Además, el aluminio puede ser reciclado indefinidamente sin perder sus propiedades, lo que lo convierte en un material ideal para una economía circular.